viernes, 25 de noviembre de 2011

Diez cosas que tu hij@ necesita hacer

Cuando tenemos un hij@ pequeño nos abruman mensajes contradictorios sobre las cosas que debemos ofrecer a los niños, las experiencias, recursos educativos y logros en su autonomía que parece que hay prisa para que logren antes de los seis años: dormir solo de un tirón, leer o dejar los pañales.

Sin embargo, a veces nos olvidamos de lo importante que es la experiencia real con la naturaleza y los materiales. Vamos a hablar de eso y os voy a proponer 10 cosas que creo que todos los niños necesitan poder hacer en su infancia.

Ensuciarse

Ensuciarse a conciencia: con barro, agua, arena, hojas secas, hierba mojada, polvo de los caminos, lluvia en el pelo, paja del establo. Mancharse lo que necesiten, sin miedo a la suciedad, ni a que se estropee la ropa, ni tan siquiera el resfriado. Mancharse sin preocupación, sintiendo la experiencia de la materia natural.

Revolcarse por un prado, pisar las boñigas de una vaca, acariciar un animal, tener las manos llenas de barro y de musgo de un arbol. Terminar con los zapatos empapados del limo de un riachuelo.

Comer alimentos que recolecte de la Naturaleza con sus propias manos

Seguramente muchos, cuando eráis niños, descubrísteis el placer de comer algo cogido con vuestras propias manos. Yo comí peras y manzanas verdes de un árbol en el que trepe, moras del zarzal en el camino, setas de otoño (con la supervisión de un experto), espárragos e hinojo silvestres, nueces y piñones caídos, frambuesas, flores de acacia, trigo verde, néctar de campanilla, el dulce jugo de una hoja de hierba, higos maduros, huevos de las gallinas recién puestos, leche ordeñada con mis propias manos.

En lo posible ofrecer esta experiencia maravillosa a los niños, en paseos por el campo, vale la pena.

Y si tenemos la oportunidad de cultivarlos nosotros mismos en casa o en el jardín, es otra experiencia maravillosa el plantar, regar y cuidar los vegetales para luego disfrutarlos frescos y llenos de sabor.

Construir un refugio

Nosotros hemos construido muchos refugios. En el bosque, con ramas caídas; en la playa, con los troncos que arrastra el mar; en el desierto, con hojas de palma, piedras y cañas. Inventando un lugar donde escondernos, una aventura de naúfragos u hombres prehistóricos.

Sentir los elementos

Sentir directamente la fuerza y la diversidad de los elementos de la Naturaleza es emocionante, divertido y educativo. No privemos a los niños del viento en la cara, la lluvia en el pelo.

Meter los pies en el río, chapotear en los charcos, tocar con la mano el hielo en invierno, arrancar un carámbano. Revolcarse en la hierba y en la nieve. Lanzarse pellas de barro. Dejar que te rodee una tormenta. Patear las hojas otoñales. Oler las flores de la primavera. Explorar un bosque, una cueva (pequeña), caminar sin rumbo en un paraje natural. Subir una montaña hasta que puedas ver el horizonte y oler el aire de las alturas.

Descubrir animales en libertad

Mirar en una charca los renacuajos, los peces en un riachuelo, observar aves en libertad, perderte en el vuelo de los flamencos. Sentarte en mitad el bosque, en silencio, tumbado sobre la hierba mientras miras los insectos que se mueven. La sorpresa de un conejo que corre. Y, si puede ser, delfines saltando en torno a tu barco o corzos asomando, tímidos, entre los árboles. Escuchar el canto de los pájaros sin hablar. Seguir el curso de un rio hasta ver patos o nutrias.

Hacer sus propios juguetes

Otra de las actividades que olvidamos, cuando pueden ser muy sencillas, es enseñarles a construir sus propios juguetes.

Hacer una cometa y luego, esperar ansioso un día de viento para hacerla volar es algo maravilloso. Hacer una flauta o un palo de agua. Inventar una presa en el riachuelo con palitos y piedras, dejando luego que el agua vuelva a correr libre.

Trepar

Trepar por el simple placer de trepar. Con seguridad, pero sin miedo, y acompañados si es necesario. A un árbol, una tapia, una piedra enorme o una montaña. Sintiendo el peso del propio cuerpo, la gravedad que empuja hacia abajo, descubriendo los lugares donde apoyar los pies y asegurar las manos. Arañándose las rodillas, gritando al llegar a la cima, saltando como locos al rememorar la hazaña.

Encender una hoguera

Encender una hoguera. Por supuesto, con todas las normas de seguridad y la supervisión de un adulto, pero encenderla. Recogiendo ramas secas, con carbones, en un espacio asegurado o en una chimenea. Dando aire con un fuelle o abanicano con lo que tengamos a mano. Viendo como las llamas se alzan, sintiendo el calor en la cara, observando como se consume y, al final, apagando las brasas.

Comer con las manos

Pues si. Comer con las manos es un placer que no deberíamos prohibir, siempre dentro de las normas y adaptándonos al lugar y el alimento. Pero comerte unas chuletas, un pescado asado en el espetón, lo que sea, pero sin necesitar platos ni cubiertos, con los dedos calientes y la grasa por la barbilla. Es divertido, exitante y reconfortante.

Ir descalzo

Por casa les encanta seguramente ir descalzos. Y os lo digo aunque a mi me cueste horrores no ser una pesada de las zapatillas.

Y además, con cuidado, deberíamos dejarles sentir la sensación de los pies desnudos sobre la hierba y las hojas húmedas, la arena caliente, las piedras del camino, la nieve y el agua del un río o el mar aunque estén fríos. Luego, te limpias y te calzas, pero un rato de pies desnudos, con el barro colandose entre los deditos, es un placer y una experiencia sensorial que merecen tener.

Estas diez cosas que los niños necesitan experimentar en su infancia son propuestas a las que deberíamos acercarles, en vez de prohibirlas o evitarlas, pues son una fuente de aprendizaje, libertad y diversión maravillosa.

En Bebés y más | ¿Dejamos a los niños ser niños?, 10 cosas que yo le permito hacer a mi hijo, Los niños tienen que ensuciarse, Las ciudades son hostiles a los niños

viernes, 18 de noviembre de 2011

Se multiplican los casos de hijos que maltratan a sus padres

Hace pocos días os hablábamos del síndrome del emperador, y hoy escucho en la radio una noticia al respecto, que se está publicando en diversos medios. En los últimos años se han multiplicado los casos de síndrome del emperador o hijos que maltratan a sus padres.

En concreto, este fenómeno psicosocial se ha multiplicado por seis desde el año 2000, con cerca de 6.500 denuncias recibidas por la Fiscalía General del Estado en 2010, según ha informado la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap), que ha tratado este tema en su Séptima Reunión Anual, en Guadalajara.

Los pediatras han señalado que, generalmente, estos trastornos aparecen por causas genéticas, familiares y ambientales. En ocasiones existen causas biológicas asociadas a determinados trastornos psicológicos que hacen que un niño maltrate a sus padres.

Pero, ¿qué importancia puede tener la educación que les damos a nuestros hijos (o la falta de ella) para que desarrollen el síndrome del emperador?

Como comentábamos en nuestro anterior posts, el abandono de las funciones familiares, la sobreprotección, la ausencia de autoridad y la falta de afectividad por parte de los padres, son algunos de los factores que han desencadenado este aumento de casos del síndrome del emperador entre los niños y adolescentes.

La doctora María Victoria García García-Calvo, presidenta de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria de Castilla La Mancha (APapCLM), ha dicho en declaraciones a los medios que

En las últimas décadas, hemos vivido cambios muy importantes en la forma de entender las responsabilidades en la familia. En ocasiones los padres encuentran grandes dificultades para establecer el balance adecuado entre autoridad y afectividad (...). Es en la etapa de aprendizaje cuando hay que distribuir y reafirmar el papel de cada miembro de la familia. Hay que abolir la creencia de que al niño no hay que negarle nada y se debe decir ‘no’ las veces que sea necesario.

Además, señala que los padres, más que castigar cuando hay un error, tienen que gratificar al niño cuando hace las cosas bien.

Otras actitudes que más han aconsejan los especialistas en las consultas consisten en otorgar responsabilidades al niño y hacerle pensar antes de actuar, junto al establecimiento de normas y límites que no sólo es imprescindible, sino que es totalmente compatible con el afecto.

De hecho, los pediatras han aconsejado establecer, desde el principio, normas claras que regulen la convivencia familiar pero, sobre todo, han destacado la importancia de mantener la coherencia y razonar las reglas cuando el niño tiene capacidad de compresión (incluso antes, diría yo).

Los límites son necesarios, y no son incompatibles con la crianza con respeto y empatía, necesaria para un crecimiento feliz.

Por eso en una sociedad en la que no se valoran estos aspectos y en la que la violencia es plato de cada día a nuestro alrededor, no resulta extraño que aumenten los casos de síndrome de emperador o hijos que maltratan a sus padres. Pronto seguiremos analizando esta preocupante cuestión.

Vía | Europa Press
En Bebés y más | Hijos violentos, ¿Se pueden comparar los hijos con los pimientos de Padrón: que unos pican y otros no?, El síndrome del emperador o hijos que maltratan a sus padres

domingo, 13 de noviembre de 2011

El acoso escolar

He estado releyendo recientemente el Informe Cisneros sobre Acoso y Violencia Escolar y creo que merece la pena recuperar sus conclusiones y preparar a los padres para esta situación a la que sus hijos pueden tener que enfrentarse cuando pasen a Primaria.

Creo que los padres deben conocer bien este problema para evitarlo y solucionarlo lo antes posible si se produce, y, cuanto antes manejemos la información, mejor.

El Informe Cisneros indica que es en los primeros años de Primaria cuando las cifras de acoso escolar son mayores, llegando al 40% de los alumnos como víctimas en sentido amplio, pues se incluyen las burlas, el aislamiento y los motes despectivos, no solo, no nos equivoquemos, las palizas o humillaciones organizadas en grupo, que son los casos más graves, pero no los únicos que se consideran acoso.

Este estudio revela que un 23,2% de los niños españoles vive el acoso escolar a diario en cifras generales.

Además, un 53,7% de las víctimas de acoso escolar presenta síntomas de estrés postraumático, el 54,8% sufre depresión, el 53% tiene una imagen negativa de sí mismo.

Añade que también, la modalidad más frecuente de bullying es la que se refiere al bloqueo social (marginación, aislamiento), presente en el 30% de los casos. Le siguen el hostigamiento (21%), la manipulación (20%) y la coacción (17%), la exclusión social (16%), intimidación (14%), agresiones (13%) y amenazas (9%) completan la tabla.

¿Qué es el acoso escolar?

Quizá el mayor problema que supone el acoso escolar es la dificultad para detectarlo. Los adultos que rodean a la víctima pueden no darse cuenta o minimizarlo.

Y es que la violencia escolar no es solamente el que el niño reciba agresiones físicas por parte de uno o varios compañeros y que estas dejen signos evidentes. Normalmente esto, que puede o no llegar a suceder, es la culminación de un proceso de victimización muy complejo.

Comienza con agresiones e intimidaciones que el agredido deja sin una respuesta adecuada y que hacen que los agresores aumenten la intensidad del acoso. Puede comenzar con insultos, motes dañinos, hablar mal del niño y volver a otros compañeros en su contra sembrando rumores malintencionados sobre él.

Además, las amenazas para lograr que el niño haga algo que no desea, quitarle un objeto, o la misma merienda y hasta pedirle dinero son otras de las manifestaciones del acoso escolar. El objetivo es hacerle sentir miedo a las agresiones, a las burlas, a que se cuente algo negativo sobre él.

También, el acoso escolar, se puede manifestar con agresión física: darle collejas o ponerle la zancadilla, empujarle o robarle, esconderle o quitarle sus pertenencias.

La forma más sutil, pero igualmente daniña, de la violencia escolar, es el aislamiento. A la víctima no se le deja participar en juegos o en actividades sociales conjuntas, se le aisla, no se le habla y se le ignora activamente. Lo tratan como un apestado y eso hace que, incluso los que no participaban activamente en el acoso, también se alejen de él, por mantenerse en el grupo, por contagio o por temer ser ellos mismos víctimas.

Hay manifestaciones del acoso escolar que tienen tintes racistas y sexistas como son los motes o comentarios despectivos sobre la minoría étnica o cultural a la que pertenzca la víctima y, en el caso de niñas especialmente, realizar acciones de contenido sexual que las incomoden (como levantarles la falda, decirles groserías o colarse a mirarlas en el baño o cuando se cambian en el vestuario).

Especialmente terrible es el acoso sexual a niños y adolescentes homosexuales o con un comportamiento que no se considere la norma entre su género. A veces, el detonante es simplemente que un niño no juegue a juegos de “chicos”, tenga muñecas o se junte más con las niñas para que sea acosado por homosexual. En los adolescentes, la sospecha de la homosexualidad o su constatación pueden desencadenar una verdadera tortura en la que las agresiones verbales, físicas y sexuales se mantengan durante años.

Como hemos visto el acoso escolar es un fenómeno muy complejo, amplio y desgraciadamente, bastante extendido y desconocido. Para solucionarlo y evitar sus consecuencias más graves la detección temprana es la clave y en el próximo tema veremos algunas maneras en las que los padres podemos detectar sus manifestaciones y signos en los niños.

En Bebés y más | El acoso escolar y prevención de la violencia desde la familia, Preparar a los niños para aceptar la homosexualidad, Suspenso en Eduación, ¿Qué escuela espera a nuestros hijos? (I), ¿Qué escuela espera a nuestros hijos? (II)

viernes, 4 de noviembre de 2011

DASAYUNO SALUDABLE

Gifs de frutas: platano De nuevo el Ministerio de Sanidad y Consumo ha puesto en marcha una campaña para fomentar el desayuno saludable, ¡Despierta y Desayuna! está dirigida tanto a padres como a hijos, pues está claro que los niños que no desayunan bien difícilmente centrarán su atención y no rendirán de forma adecuada. Por ello, l@s maestr@s nos sumamos a esta campaña para fomentar esta cuestión. Sólo 7 de cada 100 niñ@s realizan un desayuno saludable, y no hay que olvidar que la salud está también en la alimentación, pues un buen desayuno colabora a reducir el riesgo de sufrir obesidad, sólo será necesario continuar con la dieta saludable el resto del día.


Por ningún motivo el/la niñ@ debe venir al cole sin desayunar, ya que, su rendimiento se verá disminuído por la falta de energía, así, que pedimos a las familias que contribuyan en la medida de lo posible con esta labor, tod@s lo agradeceremos. ¡¡¡¡GRACIAS PAPIS!!!!

Aquí os dejamos un ejemplo de desayuno para el cole que podéis seguir, sería de gran ayuda que lo cumpliéseis. Si algún día no podéis darles lo que corresponde, no pasa nada, pueden tomar otra cosa ¿vale? ¡Ayudanos con el desayuno!

Dificultades de los niñ@s para aprender a leer y escribir .

Muchos niñ@s presentan dificultades a la hora del aprendizaje de la lectoescritura. Y aunque en muchos casos los problemas se solventan con el tiempo porque los niños tienen su propio ritmo, aquí señalamos algunos factores que podrían afectarles a la hora de aprender a leer y escribir.

Recordemos que existen retrasos en el lenguaje y trastornos específicos, tanto uno como otro podrían condicionar determinados problemas en la lectoescritura. Veamos a qué puede ser debido que el niño tenga dificultades.

  • Si el niño presenta problemas de concentración y atención. Existen algunos trucos para mejorar la atención de los niños, ayudarles a concentrarse. En el caso de los niños con trastorno por déficit de atención e hiperactividad también se producen retrasos en la adquisición de la lectoescritura.
  • Como consecuencia de haber empezado a hablar tarde o con diversos errores articulatorios (dislalias), si pronuncian mal y confunden sonidos, hacen intercambios o sustituciones de fonemas, distorsiones, acortamientos de palabras… Muchas de estas características son normales cuando los niños empiezan a hablar, aunque posteriormente se van “perfeccionando”. Si no consiguen ser solventados es cuando puede dar lugar a un trastorno en el aprendizaje de la lectura y escritura.
  • La dislexia es un trastorno neuronal en la lecto-escritura que dificulta en distintos grados la capacidad para aprender a leer y a escribir.
  • Los bebés con deficiencias auditivas desarrollan retrasos en la adquisición del lenguaje y las habilidades comunicativas.
  • Si el niño no ha tenido una evolución favorable de la lateralización, esto es, el reconocimiento de su derecha e izquierda.
  • Los ambientes sociales desfavorables, la no exposición a estímulos, pueden derivar en determinadas dificultades de lectoescritura.
  • También podrían causar dificultades, aunque parezca paradójico, la denominadas dispedagogías, aprendizajes forzados y/o precoces de la lectoescritura, problemas con los métodos pedagógicos empleados o con la motivación, y en definitiva procesos de enseñanza y aprendizaje inadecuados.

¿Tiene mi hijo dificultades para aprender a leer y escribir?

Aquí os dejamos algunas pistas que podrían ser indicadoras de que el niño presenta problemas en la lectoescritura. Cuanto antes detectemos el problema será mejor, pues cuando un niño llega a la preadolescencia sin haber sido diagnosticado o ayudado en sus problemas será mucho más difícil ayudarle a incorporarse a una escritura y lectura normalizada.

Algunas de estas pistas son normales al principio del aprendizaje e incluso pueden serlo después (señalar con el dedo al escribir), el problema está entonces si se combinan con otros factores. Ante la duda, lo mejor es consultar al pedagogo para que pueda orientarnos y evaluar al niño.

Existen muchas técnicas que permiten mejorar las habilidades de los niños (dependiendo de la causa del trastorno), por lo que no hay que dejar pasar las sospechas. Tendremos que estar atentos si al principio del aprendizaje:

  • No reconoce las letras.
  • Escribe con letras desiguales, grandes y pequeñas.
  • Señala con el dedo al escribir.
  • Las palabras son onduladas, suben y bajan sin seguir una línea recta.
  • No separa correctamente las palabras.
  • Escribe con “efecto espejo”, confundiendo p-q, d-b…
  • Confunde letras que se parecen (n-u)...
  • Tiene problemas al pronunciar determinados sonidos similares (p-b, d-t…)

En cuanto a los niños mayores que ya están aprendiendo a leer, si su lectura es lenta o no comprende lo que lee puede haber un problema de fondo que no se ha detectado con anterioridad. Es importante no dejar pasar el tiempo, cuando puede darse un conflicto por el rechazo a leer y escribir, al ser el niño consciente de sus dificultades.

A todos los factores anteriores que pueden predisponer a que los niños presenten dificultades a la hora de aprender a leer y escribir se han de sumar la predisposición hereditaria (si existen antecedentes familiares con problemas en lectoescritura).

De Eva Paris. Foto | jinglejammer en Flickr
En Bebés y más | La discalculia o dificultades para entender las matemáticas, Pruebas para saber si es diestro o zurdo, Trastornos del habla: tartamudez, No por aprender a leer antes será mejor lector

Dificultades de los niñ@s para aprender a leer y escribir

Niño leyendo

Muchos niñ@s presentan dificultades a la hora del aprendizaje de la lectoescritura. Y aunque en muchos casos los problemas se solventan con el tiempo porque los niños tienen su propio ritmo, aquí señalamos algunos factores que podrían afectarles a la hora de aprender a leer y escribir.

Recordemos que existen retrasos en el lenguaje y trastornos específicos, tanto uno como otro podrían condicionar determinados problemas en la lectoescritura. Veamos a qué puede ser debido que el niño tenga dificultades.

  • Si el niño presenta problemas de concentración y atención. Existen algunos trucos para mejorar la atención de los niños, ayudarles a concentrarse. En el caso de los niños con trastorno por déficit de atención e hiperactividad también se producen retrasos en la adquisición de la lectoescritura.
  • Como consecuencia de haber empezado a hablar tarde o con diversos errores articulatorios (dislalias), si pronuncian mal y confunden sonidos, hacen intercambios o sustituciones de fonemas, distorsiones, acortamientos de palabras… Muchas de estas características son normales cuando los niños empiezan a hablar, aunque posteriormente se van “perfeccionando”. Si no consiguen ser solventados es cuando puede dar lugar a un trastorno en el aprendizaje de la lectura y escritura.
  • La dislexia es un trastorno neuronal en la lecto-escritura que dificulta en distintos grados la capacidad para aprender a leer y a escribir.
  • Los bebés con deficiencias auditivas desarrollan retrasos en la adquisición del lenguaje y las habilidades comunicativas.
  • Si el niño no ha tenido una evolución favorable de la lateralización, esto es, el reconocimiento de su derecha e izquierda.
  • Los ambientes sociales desfavorables, la no exposición a estímulos, pueden derivar en determinadas dificultades de lectoescritura.
  • También podrían causar dificultades, aunque parezca paradójico, la denominadas dispedagogías, aprendizajes forzados y/o precoces de la lectoescritura, problemas con los métodos pedagógicos empleados o con la motivación, y en definitiva procesos de enseñanza y aprendizaje inadecuados.

¿Tiene mi hijo dificultades para aprender a leer y escribir?

Aquí os dejamos algunas pistas que podrían ser indicadoras de que el niño presenta problemas en la lectoescritura. Cuanto antes detectemos el problema será mejor, pues cuando un niño llega a la preadolescencia sin haber sido diagnosticado o ayudado en sus problemas será mucho más difícil ayudarle a incorporarse a una escritura y lectura normalizada.

Algunas de estas pistas son normales al principio del aprendizaje e incluso pueden serlo después (señalar con el dedo al escribir), el problema está entonces si se combinan con otros factores. Ante la duda, lo mejor es consultar al pedagogo para que pueda orientarnos y evaluar al niño.

Existen muchas técnicas que permiten mejorar las habilidades de los niños (dependiendo de la causa del trastorno), por lo que no hay que dejar pasar las sospechas. Tendremos que estar atentos si al principio del aprendizaje:

  • No reconoce las letras.
  • Escribe con letras desiguales, grandes y pequeñas.
  • Señala con el dedo al escribir.
  • Las palabras son onduladas, suben y bajan sin seguir una línea recta.
  • No separa correctamente las palabras.
  • Escribe con “efecto espejo”, confundiendo p-q, d-b…
  • Confunde letras que se parecen (n-u)...
  • Tiene problemas al pronunciar determinados sonidos similares (p-b, d-t…)

En cuanto a los niños mayores que ya están aprendiendo a leer, si su lectura es lenta o no comprende lo que lee puede haber un problema de fondo que no se ha detectado con anterioridad. Es importante no dejar pasar el tiempo, cuando puede darse un conflicto por el rechazo a leer y escribir, al ser el niño consciente de sus dificultades.

A todos los factores anteriores que pueden predisponer a que los niños presenten dificultades a la hora de aprender a leer y escribir se han de sumar la predisposición hereditaria (si existen antecedentes familiares con problemas en lectoescritura).

Foto | jinglejammer en Flickr
En Bebés y más | La discalculia o dificultades para entender las matemáticas, Pruebas para saber si es diestro o zurdo, Trastornos del habla: tartamudez, No por aprender a leer antes será mejor lector